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martes, 15 de marzo de 2022

Un viaje al hobby

Un viaje al hobby disfrutando de cada minuto (o cómo exprimir al máximo el tiempo de hobby para que sea de la máxima calidad)

-Por Maehkäl Yeurl-


Bueno, después de haber dejado que el polvo se asiente de forma apropiada, y dejado que el tiempo haga que la memoria seleccione lo que fue relevante o no, me apetece muchísimo contar la experiencia que fue el encuentro en Valladolid que tuvimos hace media luna.
 

Lo primero es decir que tuve muchísima suerte, pues uno de los participantes se cayó a última hora y pude ocupar su plaza, pues estaba en las reservas del evento, tenía claro que quería como fuese. No sólo iba a volver a ver al Gran Nigromante y al Niño Borracho, dos grandes amigos (que habré visto una media docena de veces en mi vida, pero los llevo siempre en el corazón), sino que además iba a poder conocer a uno de los grandes del Team, el Señor J, o como sale en los libros: Jolrael, el gran Jolrael... (y lo de 'grande' es MUY literal)...
 

No quiero dejar de señalar que el ir a pelo (solo) a Valladolid fue un gran esfuerzo, no sólo por levantarse a las 6 de la mañana para poder estar allí, dejar a la novia en plan 'me voy a un FrikiDay...sabes no voy a tener ni cobertura aunque esté bajo una antena, voy con mis amigos frikis a frikear, así que voy a lo mío', es decir, gastar una cojocantidad de ChurriPoints (o FamilyPoints, dependiendo de la fase de la relación en la que estés con la persona) sino que hay que sumar a la inscripción y la comida, la gasolina y los peajes -y el hecho de ir solo, no ayudaba a repartir esos gastos- ...os dejo a vosotros calcular la suma total...y todo sin haber lanzado ni un solo dado.
Eso os puede dar una idea de cuantas ganas tenía de vivir el evento en una comunidad nueva, ver a viejos amigos y hacer nuevos, al final, la fuerza del hobby es más grande que todos esos gastos. No obstante, sí que espero que ese tiempo, dinero y ¡otros recursos' que se van a emplear en un encuentro acaben por darme un tiempo de calidad, de calidad TOP -y RECONTRATOP incluso-, pues no es fácil juntar todos esos recursos y en el fondo, todos esperamos que cuando invertimos recursos, estos nos retribuyan lo esperado.
 

Nosotros, los battlegamers -no somos wargamers, aunque nos pese o estemos acostumbrado a ese nombre, de hecho, a mí me llena de orgullo (y satisfacción) poder tener una denominación propia que se ajusta con más precisión a lo que hago-, nos encanta jugar batallas y recrearlas en nuestra cabeza, todo con la experiencia indescriptible que es ver lo que va sucediendo a medida que tomas cada una de las decisiones y los dados avalan o deniegan tus acciones. Y todo eso, metido en la cabeza de cada uno, hace que explotemos nuestra mejor cualidad como seres humanos, que es la IMAGINACIÓN. Y es a eso a lo que voy cuando dedico el día a un encuentro, para mí esa es la vara de medir la calidad del tiempo que he disfrutado: en cuanto más vívidas y nítidas se vean en mi cabeza las imágenes de las batallas que juego MIENTRAS LAS JUEGO, mucho mejor.
 

Por eso, durante todo el viaje de ida estuve regodeándome, pensando en las batallas que tenía por delante, y los personajes que participarían en ellas. Algo así como imaginarme los detalles de los personajes de mi lista, los detalles de sus ropas, sus motivaciones y su actitud ante las batallas por llegar...una especie de 'fase de calentamiento' de lo que sería un partido de fútbol, baloncesto o rugby. Así fue como las dos horas de viaje se me pasaron volando y llegué al punto de encuentro sin problemas. Después de los abrazos y las presentaciones de rigor, hablando con entusiasmo y viendo ese fulgor en los ojos de los asistentes, sabía que sería un día de hobby, de hobby del bueno.
 


 

Los Battlegamers: esa especie de jugón que puede imaginar y aplicar reglas complejas a la vez; y su evolución, el Battlegamer Reforger: un battlegamer que no para la partida para leer y/o interpretar capas y capas de reglas o peor aún...para la partida para discutir
 

**** Cómo entrar en batalla y que la experiencia sea lo más inmersiva posible ****
 

Y os preguntaréis si además del consabido paradigma de llevar el ejército pintado y fielmente representado a la batalla, ¿hay alguna otra cosa que pueda hacer para que la experiencia de juego sea más inmersiva? Pues la respuesta es sí, y curiosamente, es mucho más barata en tiempo y dinero que tener todo el ejército pintado, pero no siempre se ve en las mesas de juego.
 

Para mí hay tres elementos que preparados como debe ser, uno sería, obviamente, el pintado de las miniaturas, el siguiente, el montaje y movimiento de las miniaturas y por último, la accesibilidad de las ayudas y reglas de juego. El primero, al ser tan obvio y manido, lo despacharé rápido, no es lo mismo imaginarse un ejército en movimiento con sus pendones al viento si el ejército es completamente gris, que si está perfectamente pintado. Lógico y muy visual, ¿no? Comparándolo con un libro, sería la misma diferencia entre un autor que regala la visión de sus personajes con una profusión en detalles rica y vasta, a otro que apenas dedica dos exangües y escasas líneas a lo mismo...pues no es lo mismo 'para meterse en situación', ¿verdad? Pues ese punto, fundamental para una experiencia inmersiva, pero agotador de recursos, aunque muy satisfactorio, he de añadir.  
 

Aunque no todo es pintura en la disposición del ejército; también hay que cuidar el montaje de las unidades, sobre todo si vamos a jugar una batalla (o tres). Hoy por hoy, hay una maravilla llamada 'imanes' que permiten hacer grandes virguerías con las miniaturas (poner y quitar equipo, ajustar brazos, poner y quitar jinetes, etc...) pero hay algo básico: permiten tener montadas las unidades en formación y mantener esa formación durante la batalla. Esto permite mover las unidades con pulso firme y sin perder tiempo. A todos nos ha pasado que hayamos tenido que recolocar una unidad entera porque no estaba fija a su base de movimiento y se hayan caído todas sus miniaturas...o si no nos ha pasado, lo hemos 'sufrido' en batalla porque le ha pasado al jugador con el que echamos la partida.
 

Estos pequeños amigos 'pegadizos' no sólo evitan que nuestras queridas minis pintadas (o sus versiones 'ready to play') se rompan o estropeen al moverlas, sino que evitan algo más importante si cabe, permiten no cortar el 'momentum' de la batalla. Imaginad una carga épica, rollo sacando un 6 o un doble 5 para llegar por los pelos, que se 'desmorona' porque la unidad se desmonta en el movimiento; o peor aún, hay que mover una a una las miniaturas porque no tienen base de movimiento -que vale con varias capas de cartón pegadas con silicona de la tienda de manualidades, perfaveeeeer-...pues como que ñej, ¿no? Se queda la cosa un poco...en anticlímax, ¿verdad?
 

Por eso, creo que en la lista de la compra de cualquier persona que no tenga ya sus unidades imantadas debería estar una cantidad de imanes mínima para su ejército. Con un presupuesto muy bajo, los puedes encontrar en cantidades suficientes para 'actualizar' tu ejército y agilizar las partidas en las que juegues con movimientos fluidos de las unidades de bloque. Y eso sin hablar del despliegue...
 

Hay que admitir que las bandejas con espumas aún sirven para personajes, miniaturas individuales y tal... -si acaso- pero para grandes bloques de infantería están desfasadas, tuvieron su momento, pero ya pasó. Con una caja de vino, unas planchas de acero galvanizado (o alguien que os las pueda cortar a medida -yo mismo puedo, pero seguro que hay mil personas más por vuestra zona-) y unas unidades imantadas, se tiene el combo perfecto para montar tu ejército en 5 minutos -10 máximo- y aumentar la calidad del tiempo de hobby.
 

Por último, otro elemento que me parece vital para el buen desarrollo de una experiencia inmersiva es que para los jugadores ocasionales o ruleros como un servidor (tenemos cierta tendencia a no conocer al dedillo algunas reglas por jugar a menudo con reglas de la casa) o jugadores de pseudo-torneo (quieren interpretar punto por punto las reglas del reglamento, pero no se las saben de memoria) el Reforged Team y la comunidad Reforged ha maquetado unas tablas de referencia rápida y unas cartas de magia que son una maravilla. Yo lo que he hecho es imprimir las cartas de magia y las hojas de las unidades 'raras' o con reglas especiales un poco extensas (como la hidra) en hojas separadas y así tengo el material necesario para acceder a las reglas rápidamente, sin perder tiempo y de nuevo...aumentando la calidad del tiempo de hobby por 4 perras.
 

Hay más cosas que pueden ayudar, como las reglas de 6" y 12", pues esas medidas son muy habituales en el juego y tener esa medida exacta a mano pues ayuda a agilizar el juego. Los reglamentos y libros de ejército, para mi gusto, a no ser que los tengas perfectamente referenciados con post-it y sepas a qué post-it corresponde cada página, vas a pasar mucho tiempo hojeando el reglamento/libro en vez de jugando. Por último, diría que las bandejas tiradados tienen su aquel, ya que se evita tener dados por doquier en mitad de la partida...y a no ser que sean contadores, pues como que no mola tenerlos desperdigados por la zona de juego como si fueran minas.
 

Pero esto es como todo...yo prefiero una aplicación de la regla 'en caliente' para proseguir el juego antes de que la imaginación se empiece a difuminar, en vez de ser riguroso en la aplicación de la regla llegando al punto de parar la partida el tiempo que haga falta para llegar a la solución 'perfecta' -partamos de la base de que para mí, tanto lo bueno (siempre hay que aspirar a lo máximo) como lo perfecto (es inalcanzable) son enemigos de lo óptimo-. Os puedo asegurar que en el Team nos esforzamos mucho para que las reglas representen fielmente una cinemática con toda la lógica posible en un mundo de fantasía (donde tantas cosas pueden pasar, y donde es necesario tener un poco de orden al aplicar las reglas) para que al pensar en cómo suceden las cosas, las reglas estén sincronizadas con esos pensamientos, y no haya que 'saberse' las reglas, sino simplemente 'imaginarse' como sería la situación y aplicar la 'lógica'.
 

**** Las partidas del día ****
 

Con esta previa -más bien larga jajajaja- para ponerse en situación, la primera partida me tocó con un chico que estaba retomando el juego, y la verdad es que visto con retrospectiva, fui un gañán. Fue una ocasión perdida para guiar a alguien en sus primeros pasos en Reforged en vez de centrarme en jugar la batalla e imaginar un duelo de hechiceros, a mi hidra recorriendo el campo de batalla para encontrar un bocado que llevarse a la boca o a mis ballesteros engatusando al enemigo.
 

Después de dos horas conduciendo, imaginando los hechizos, personajes, monstruos y unidades de mi ejército, iba con el piñón fijo metido en la cabeza, tan metido en la batalla que ni me di cuenta de que no estaba haciendo lo que tendría que estar haciendo, que es fomentar el equilibrio en las partidas, o explicar mis decisiones, para que pudiera contrarrestarlas o al menos aprender de ellas, pues él mismo me dijo que estaba retomando el juego después de mucho tiempo.
 

Mamerto de mí, debería haber pensado que tal vez necesitase un empujoncito inicial (hacia delante, no hacia atrás como hice). Pero espero que no se lo tomase mal, y que el juego le haya picado tanto como para seguir dándole bola y jugar, que este juego es fascinante. Desde aquí solo puedo decirle que espero que nos encontremos, y podamos echar una partida que acabe en Empate Épico.
 

****

 

La segunda batalla del día fue contra nada más y nada menos que el gran Jolrael y sus elfos silvanos. Dos listas difusas que estaban listas para el baile. Me encantó todo, desde la mesa de juego (que tengo que señalar que TODAS las mesas del Orco Rojo fueron una maravilla, con una escenografía que alegraba la vista solo de verla, por lo bien nutridas que estaban las mesas, lo imponente de los elementos y por lo bien pintados que estaban), al ejército de mi rival (siento debilidad por los silvanos, fue uno de los primeros ejércitos a los que me enfrenté -allá por el 96-, que además tenía bastante 'maderita' -como a mí me gusta- y con todo pintado...tal vez tenga algo listo pronto...) y a mi ejército (que pese a una cagada de preparación no llegó con la medusa de la lista y las arpías proxeadas con elfas brujas -por no tenerlas y ser una reciente inclusión en mis partidas-, estaba todo pintado y lucía bastante bien en mesa). Con esos tres componentes listos para la batalla como se debe, el espectáculo del despliegue fue un auténtico regalo para la vista.
 

En el caso de la partida con J, el montaje de los ejércitos tardó un suspiro, la elección de magia otro, y el despliegue otro más; de forma que, en un latido de corazón, estábamos jugando el turno 1.
 


Sorprendentemente, unos elfos silvanos salen del bosque a proteger unos monolitos arcanos, seguramente construidos por los Ancestrales; y gracias al Orco Rojo, Jolrael y un servidor, la batalla cobra vida por sí misma
 


Por un lado, el ejército elfo oscuro despliega flanquedo a la derecha, con los monstruos rápidos a cubierto por lo que pueda pasar; y por otro, tengo a mano las cartas de magia por si necesito una referencia rápida a los hechizos, y las unidades de bloque están en bases con imanes, para moverlas en un plis (que teniendo una lista difusa, pues ayuda un montón)
 


¡¡¡Inicio de las hostilidades, la batalla comienza!!!


La batalla se desarrolló tal y como pensaba que lo haría desde que supe que me tocaba jugar con J. Un toma y daca de movimientos tácticos guapos (mucha movilidad por ambas partes es lo que tiene) con un enfrentamiento en el centro que fue épico desde el inicio.
 

El combate en el centro empieza, y las unidades de apoyo empiezan a bailar a su alrededor.

Mi señor de las bestias en mantícora y una medusa balancearon de nuevo al flanco izquierdo de la hidra para buscar objetivos de cargas y mi general y sus leales elfos cargaron sobre los arbóreos -tengo que admitir que tenía confianza plena en que el frente de combate aguantase al menos un par de turnos-, la carga de mi señor élfico fue algo impetuosa, pero después de disparar a una de las unidades centrales del ejército silvano en el turno anterior, se vio con ánimo suficiente como para lanzarse al combate.
 

Pese a haber cargado y tener a un general leñero, mis elfos no consiguieron ganar el combate (sino que lo perdieron y de 3), pero al ser gente que sabe a lo que va, superaron el chequeo -son elfos de Anlec, naggarothi que han luchado contra demonios o se han criado con esas historias...unos troncos en movimiento no les iban a suponer un problema- y el combate prosiguió, tal como lo hacen en las partidas épicas.
 

Si no recuerdo mal, este fue el momento de parar para ir a comer, y juntarse de nuevo con los demás participantes del encuentro, con lo que acabamos mi turno y nos fuimos a comentar lo guapos que habían estado estos primeros compases del combate.
 

**** La media partida****
 

Una parte que me encanta de los encuentros es la 'media partida', y diréis, ¿qué co***es es eso? Pues simple y llanamente, la comida (o parada de tranquis, prima hermana del 'tercer tiempo' de rugby), el momento donde puedes saborear el hobby con la gente del encuentro. Es genial, ese momento donde comentas los embates de la mañana, las faqs de reglas que faltan o más recientes, los ejércitos que mas gustan (o mas rotos están -siempre hay 'ese comentario') o -en mi caso- aprovechas para lanzar globos sonda para ver cómo responde la gente a cambios...
 

En este caso, nos juntamos en un restaurante de la zona y la verdad es que fue una comida de lo más entretenida, estuvo genial debatir sobre cómo crear ciertos personajes (con las opciones actuales, como el vampiro etéreo, representando una 'proyección astral' de un poderoso señor necrarca) o unidades, o formas de juego...la verdad es que hay tantos sistemas de juego, que se aprecia que el de Warhammer esté tan definido -tu turno, mi turno; y vuelta a empezar-, pero es cierto que para batalla a gran escala se queda un poco extraño, algo habrá que hacer al respecto...
 

**** Retomando las hostilidades****
 

A la vuelta retomamos la batalla, y con ella el combate sobre el que pivotaban todas las unidades. Huelga decir que a medida que pasaban los turnos, más unidades se enfrascaban en combate, y el momentum épico aumentaba -casi podía escuchar a John Williams dando una banda sonora épica a la partida-.
 


Vista cenital para mostrar un movimiento de negar el flanco derecho, con todas mis unidades intentando evitar toda la parafernalia de batalla (cartas de magia, tarjetas de unidad, y una bandeja tiradados de 2 huecos -uno para impactar y otro para herir...acabo de descubrir que no me mola mucho andar con dados que no sean contadores de heridas por la mesa-).
 

Llegados a este punto, todo fluía, y en mi cabeza me imaginaba a mis elfos cortando ramas y evitando que les cayesen troncos encima, algunos consiguiéndolo...y otros no. Un turno más acabó, y mis soldados volvieron a mantener el tipo, solo que esta vez habían conseguido 'entrampar' a una unidad de dríades, que ofrecían un gran objetivo para dos de mis unidades de ataque...mi mantícora y medusa se estaban relamiendo al imaginarse probando bocado...
 


La batalla se recrudece, y las unidades se van sumando a los distintos combates, mis unidades tienen distintos objetivos a los que atacar, y yo tengo un problema para decidir los objetivos de cada una de ellas.

Tanto J como yo estábamos en éxtasis, porque ambos veíamos cómo la batalla se estaba desarrollando y habíamos disfrutado de todas las decisiones que nos habían llevado ahí, pero sobre todo, porque ambos veíamos con claridad que la victoria podía caer de nuestro lado, y todo esto imaginando con toda viveza los elementos de la batalla, hechizos, movimientos, ataques, disparos...como en las novelas, pero en una mesa de batalla. Y esa es la magia que sucede cuando juegas CON alguien en vez de CONTRA alguien.
Si tu materia gris está invertida en hacer un cálculo infinito de casuísticas y probabilidades, no estará invertida en imaginar lo que está sucediendo en la batalla (a no ser que seas un supercrack con el doblepiensa incorporado), y por lo tanto habrá sido una ocasión perdida de 'leer un libro a medida que lo estas escribiendo', lo cual me parece una lástima, pues es en parte uno de los mayores atractivos que tiene este grandísimo juego.
 

Lamentablemente, todo lo bueno tiene un final, y el tiempo se nos acabó. Fue una pena, pero había que parar para contar puntos (que ni siquiera supimos en realidad cómo quedamos, pues tanto J como yo estuvimos de acuerdo en darnos un Empate Épico -ya se verá cómo se articula esto en un futuro-, pues el gozo de la partida no podría quedar empañado por unos puntos, que no nos iban a aportar nada.
 

****
 

La tercera partida, he de confesar que he tenido que pensar bastante como enfocar cómo hablar de ella, fue muy controvertida. Y fue controvertida porque ni me encontré una partida de Encuentro (que era a lo que iba, aunque en el cartel ponía bien claro que era un Torneo, o sea que 'mala mía'), ni me encontré una partida de Torneo (pues si se juega en modo Torneo en vez de Encuentro, se juega así para lo bueno y para lo malo, es decir, ni se da piedad, ni se pide...porque si no, ¿a qué se está jugando? Y si se va a dar importancia a los puntos... ¿qué menos que acabar todos los combates del turno y contar bien los puntos, ¿no?). Por eso me gusta mil veces más el enfoque de Encuentro, pues da igual no acabar los turnos puramente dichos, pues los puntos son meramente anecdóticos y no sirven de nada en batallas sueltas - ya hablaremos de las campañas o ligas, que eso es harina de otro costal -; y todo el tiempo de juego se dedica a jugar la misma cantidad de turnos.
 

Para lo único que sirven los puntos es para dar más posibilidades a los primeros clasificados a la hora de repartir premios...que creo que es un enfoque que no es el mejor para fomentar el hobby (aunque el hecho de repartir los premios de forma ecuánime o a suertes es un hecho diferenciador que me encanta), otra cosa sería que en cada encuentro se clasificasen los ejércitos puramente por lo bien pintados que estén, o su modelismo y personalización...por aquello de fomentar que la gente tenga ejércitos chulos y los lleve a los encuentros para que la experiencia inmersiva global sea fetén, y de paso motivar a los demás a llevar mejorar en ese aspecto del hobby, es decir, con ejércitos full-painted ganamos todos mientras que con ejércitos win-win como sea, NO.
 

Volviendo a la partida, me quiero quedar con lo positivo, así que he reconocer que me gustó volver a un estado mental en el que me vi calculando jugadas y posibles desarrollos de una misma decisión, en vez de imaginarme los hechizos cortando el viento y los cuerpos de los soldados volando por los aires. Fue un trabajo mental que hacía tiempo que no hacía, y me gustó ver que todavía tengo 'el toque'. Sin embargo, tengo que destacar que disfruto mil veces más de cada gramo de materia gris invertido en imaginarme lo que pasa en el campo de batalla, que en calcular las posibles jugadas, contrajugadas y probabilidades de la partida. Es decir, desde FUERA del campo de batalla -simplemente EN la partida- disfruto, sí; pero ni la mitad de la mitad que desde DENTRO de la batalla.
 


Después de hacer un movimiento de negar el flanco izquierdo para obligar a los nomuertos a marchar y a continuación 'simular' una huida desordenada, intenté fijar el combate en el flanco derecho, lo cual conseguí con la infantería y caballería, sin embargo ¡¡¡ mi mantícora y arpías se fueron de fiesta!!! Ganaron el combate y arrasaron, pudiendo sobrepasar la torre; pero se emocionaron tanto que se fueron del campo de batalla -por eso salen así...era 'su banquillo'-
 


En el centro de la mesa teníamos lo que se debe tener en una batalla como dios manda: 3 combates (10 jinetes vs destacamento de leva, 30+ esqueletos vs mi comandante y sus ballesteros y una medusa, una hidra de guerra vs una unidad de caballeros y unos lobos espectrales; y todas las unidades de los eeoo con un hechizo de potenciación para combate...).
 

Detalle del turno previo a los cojocombates finales

 

¿Qué hubiera pasado de acabar todos estos combates? Pues seguramente, una maravilla de partida (por no hablar de la BATALLA, eso SEGURO)...por eso no disfruto de invertir tiempo de hobby de calidad premium en contar puntos. No es algo que me guste. Pero desde luego hay algo que llevo peor, y es el tema de tener discusiones largas por el tema de las distancias. De veras, es algo que me supera.
 

Warhammer es un juego de distancias y medidas, cierto. Pero eso no debe ser óbice para la diversión; muy al contrario, debe ser un POTENCIADOR de ella, un añadido a los juegos de casillas en ese sentido. No es divertido tener que emplear (o ver como emplean) un tiempo precioso en posicionar tropas que se pueden poner en un santiamén en una posición aproximada a donde las quieres poner. O ver que se rebaten por milímetros (y a veces teniendo en cuenta las medidas de las bases de movimiento...a propósito o por equivocación, pero de todos modos incorrectamente - desde mi punto de vista, obviamente-), son cosas que me exasperan, pues de nuevo, ese tiempo de hobby que he conseguido a base de invertir recursos, quiero que sea de calidad HobbyPremium++, no calidad 'Popculture Sálvame PuffpuffDeluxe'.
 

Siempre me ha gustado mirar los apéndices y contenidos extra de los libros que he leído, y el reglamento de 6ª edición no fue ninguna excepción. El bendito Tuomas Pirinen -que el Dios del hobby, le tenga en su gloria- ya puso en palabras este sentir de ser laxo a la hora de medir en un juego de medidas y no de casillas, con su regla 'Generosidad' - aunque yo la hubiera llamado simplemente 'Deportividad', y modificándola un poquito para que fuera de amplio espectro-.
 


Deportividad: Una vez descritas algunas PAUTAS sobre las cargas problemáticas y las cargas a través de obstáculos, lo único que queda por decir es que si se gana porque el adversario se ha equivocado al colocar su unidad por un milímetro y su carga se vuelve rara o imposible, o no se interpretan las reglas de carga en contra de la misma forma que se interpretarían en una situación a favor, no sólo no se debe considerar una victoria; sino que es una derrota, pues se convierte en una ocasión perdida de pasar un rato divertido en un ambiente de hobby de calidad.
 

¡Animaos a jugar en un clima de cooperación y permitid ajustar (que no recolocar) la posición de unidades antes que echar a perder una buena partida - y por tanto vuestro PRECIOSO tiempo de hobby! 

En caso de duda, sed generosos...y de lo contrario, usad LA REGLA MAS IMPORTANTE.
 

** El camino de vuelta a casa: la hora de las reflexiones, el aprendizaje y las rectificaciones **
 

En resumen, cuando voy a jugar a Reforged voy a imaginarme batallas en un mundo de fantasía, no a discutir en el plano real. Por eso para mí -y espero no ser el único- prima la 'velocidad de juego' y la inmersión en la batalla por encima de conocer las reglas al dedillo. Caso aparte merece la gente que va a jugar en modo antideportivo total, o sea, en modo torneo CONTRA la gente, pero esperar que luego la gente juegue en modo encuentro CON uno mismo...o jugar con listas afiladas para ganar -si es que ir a un evento para jugar en autoplay se puede considerar ganar-, pero por suerte, y por el trabajo de la propia comunidad, esos casos cada vez son más raros, y o bien nos abandonan por su propio pie, o bien cambian para ya no volver a ser iguales, y dicho sea de paso, ser mejores battlegamers, y por ende, mejores personas.  
 

Es un orgullo ver cómo nuestra comunidad Reforged crece día a día en ese sentido y va dejando atrás (o formateándose, como se diría hoy en día) los vicios que GW nos impostó en un juego que era muy divertido, simplemente para vender minis por el hecho de despertar en la gente un falso sentimiento de competitividad que eclipsó por completo la deportividad; y sin embargo, si no hay deportividad, la competición no vale nada.
 

Lo de agilizar las batallas con los utensilios y accesorios es adicional, por supuesto, el core del asunto es lo anterior, es lo que va a dar ambiente en una comunidad, y en cuanto a los accesorios, pues simplemente van a adornar la mesa, y agilizar un poquito las partidas y por tanto facilitar la inmersión en la batalla.
 

Para cerrar el artículo, me gustaría destacar el gran trabajo que se está haciendo en la comunidad de Reforged en Valladolid, pues fue un día muy divertido y la verdad es que volvería a ir allí sin pensarlo dos veces (eso sí, espero no tener que volver a ir sólo que es toda una inversión). Desde el Gran Jolrael, con su fenomenal documento y recopilatorio de cargas, a la tienda El Orco Rojo, epicentro de este día magnífico con unas mesas de juego espectaculares, pasando por sus integrantes (tanto con los que pude jugar -que espero poder cruzar dados con cualquiera de los tres- como con los que no...ya nos veremos en futuros encuentros). En definitiva, fue un gran día de hobby, del cual -como siempre- se aprende mucho de esta pasión que nos encanta, incluso de uno mismo, de lo que se es y de lo que no se quiere ser.

Foto de familia con los asistentes al evento, me quedé con muchas ganas de jugar con alguno más, así que habrá que repetir la visita (u organizar algo para quedar todos).


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